Capítulo extraído del nuevo libro de próxima aparición, con el título de «Principales protocolos de tratamientos mesoterápicos».
© Dr. Ignacio Ordiz – continúa desde Protocolos de empleo de calcitonina por vía mesoterápica (I)
Utilización en Mesoterapia
La calcitonina, humana o de salmón, es uno de los productos básico en mesoterapia. En ocasiones constituye el elemento principal del tratamiento; en otros casos actúa como complemento de otros principios activos mejorando sus resultados.
Las principales indicaciones son aquellas derivadas de su efecto sobre el metabolismo del calcio y de su actividad analgésica, pero también otras patologías pueden beneficiarse de sus “efectos menores”, entre los que destaca la actividad vasomotriz.
Las calcitoninas exógenas, a diferencia de las endógenas, están dotadas de efectos que no poseen éstas, tanto a nivel vasomotor como a nivel analgésico y antiinflamatorio.
Por ejemplo, cuando se emplea calcitonina en la terapéutica de la osteoporosis por las vías de administración habituales, es muy frecuente la aparición de flush facial que resulta de la actividad vasodilatadora periférica que ejercen mediadores como el péptido intestinal vasoactivo (VIP), aunque el mecanismo íntimo aún se desconoce.
La actividad antiinflamatoria de tejidos blandos de la calcitonina es similar a la de la aspirina o la indometacina que se emplean como antiinflamatorios “patrón” y se debe a la inhibición de la liberación de mediadores inflamatorios del tipo histamina y prostaglandinas, así como a modificar las concentraciones celulares locales de calcio, efecto que parece independiente del efecto hipocalcemiante general puesto que se observa a dosis mínimas que no provocan descensos del calcio general.
Otro posible mecanismo antiinflamatorio de la calcitonina podría deberse a una reducción de la permeabilidad vascular y a una inhibición parcial de la actividad de la COX.
Desde el punto de vista del dolor, la calcitonina es un analgésico potente incluso a pequeñas dosis, sobre todo útil en el tratamiento de ciertas enfermedades óseas que se consideran indicaciones privilegiadas: enfermedad de Paget, osteoporosis, mestástasis óseas, etc, pero también en dolores extraóseos como son las pancreatitis agudas.
El efecto analgésico de la calcitonina no parece depender de su actividad antiosteolítica y es independiente del efecto hipocalcemiante. Podría explicarse por la actividad conjunta entre la modificación del flujo de calcio a través de la membrana neuronal, una acción sobre los receptores centrales específicos, un aumento de las tasas de beta-endorfinas y una inhibición de la síntesis de prostaglandinas.
MARTIN (1995) destaca que cuánto más periférico sea el lugar de inyección de la calcitonina, más largo será el tiempo que tarda en comenzar sus efectos y más altas deben ser las dosis administradas para conseguir el efecto analgésico, de ahí el interés de utilizar la hormona por vía intradérmica a nivel local o regional.
PISTOR (1977) ya usaba calcitonina en el tratamiento de la artrosis y fue empleada en 1985 por KAPLAN y RINCOURT para realizar sus estudios de difusión y farmacocinética de medicamentos administrados por vía mesoterápica.
A nivel terapéutico hay tres hechos fundamentales que hacen que la calcitonina tenga gran aplicación por vía mesoterápica:
1. disminución de sus efectos secundarios, tanto de los gastrointestinales (nauseas, vómitos, gusto metálico desagradable en la boca, dolor abdominal, diarreas), como vasculares (flush facial, sensación de calor en zonas periféricas de pies y manos), fenómenos alérgicos, etc.
2. disminución del coste del tratamiento, común a toda terapéutica por vía intradérmica que siga los principios pistorianos de “poco, pocas veces, en el lugar adecuado”.
3. respuesta terapéutica rápida y duradera y evitando el fenómeno del “escape terapéutico”.
En una magnífica monografía, MARTIN y SAVOYE (1995) hacen un estudio pormenorizado del interés de la calcitonina en mesoterapia.
Una de las primeras incógnitas que se plantean a la hora de utilizar calcitonina por vía mesoterápica es la elección de cuál usaremos. La calcitonina de salmón se toma como referencia puesto que es hasta 20 veces más potente que la humana, su biodisponibilidad es del 70% en administración parenteral, alcanzándose la concentración máxima a la media hora de ser administrada por vía subcutánea y encontrándose niveles hasta pasadas 12 horas después de experimentar una metabolización principalmente a nivel renal. La afinidad por los receptores es mayor en la calcitonina de salmón, así como su efecto analgésico y antiinflamatorio.
Sin embargo, la formación de anticuerpos es prácticamente una constante después del uso durante cierto tiempo de calcitonina de salmón y, por consiguiente, el fenómeno del escape terapéutico es más frecuente cuando se utiliza calcitonina de salmón. Por todo ello, cuando programemos el uso de calcitonina por vía mesoterápica, elegiremos una calcitonina de salmón para realizar las 6 o 10 primeras sesiones siempre y cuando el paciente no haya sido tratado anteriormente con calcitonina. A partir de la 6ª o 10ª sesión (o antes, en el caso de que surja al fenómeno del escape terapéutico) se deberá emplear calcitonina humana. En el caso de que el paciente ya haya sido tratado anteriormente con calcitonina, debemos de emplear de entrada calcitonina humana ya que su uso puede retomar la actividad de la hormona en presencia de anticuerpos anticalcitonina de salmón.
Continúa en Protocolos de empleo de calcitonina por vía mesoterápica (III)