Normas elementales de higiene en una consulta de Mesoterapia

Para evitar la aparición de efectos indeseables solamente hay que aplicar unas mínimas normas de higiene que debemos de tener protocolizadas e integradas de forma natural en nuestro hábito clínico. Cronológicamente podemos resumirlas en:

Todos los materiales que empleemos para la práctica de la mesoterapia deben ser estériles sin ninguna excusa posible. Así, las agujas utilizadas para la realización de las mezclas de principios activos y las empleadas para la mesoinyección deben ser desechadas después de su uso; las jeringuillas no podrán ser nunca recicladas; las piezas de los sistemas de asistencia a la inyección que entren en contacto con el paciente deben ser desechables o fácilmente esterilizables (sin duda, mejor, la primera opción). Una vez realizada la sesión, las agujas contaminadas será arrojadas a recipientes ad hoc, fácilmente identificables y accesibles, sin encapucharlas dado que esta es la maniobra más peligrosa en lo referente a la posibilidad de que se produzcan pinchazos accidentales que, cuanto menos, son desagradables para la persona que los padece.

Las ampollas de los medicamentos que vayamos a emplear deben ser abiertas en el momento de su utilización. Una vez utilizadas, serán destruidas aún en el caso en que no hayamos utilizado todo su contenido. Es muy mala práctica intentar ahorrar unos céntimos guardando unos pocos centímetros cúbicos de producto en ampollas cerradas con esparadrapos (en el mejor de los casos) o coleccionando jeringuillas rellenas de principios activos difícilmente identificables en el frigorífico de la consulta. Por la tranquilidad del médico y la salud de sus pacientes, debe desecharse toda ampolla abierta. Para que no surja esta nefasta tentación de falso ahorro, es conveniente adquirir las ampollas en los tamaños más adecuados a nuestro consumo, generalmente de 2 a 5 cc.
Antes y después de proceder a la mesoinyección debemos de lavar las manos con agentes que garanticen una limpieza biológica mínima, mediante jabones tipo Instrunet® o similares. No se trata de realizar un lavado quirúrgico si no una simple higiene un poco más profunda de la habitual.

Una vez lavadas y secadas las manos emplearemos guantes desechables de exploración, al menos uno en la mano que tocará al paciente. La utilización de guantes es inexcusable por muy pequeña que sea la mesoterapia que vayamos a realizar, incluso se trate solamente de un pinchazo aislado. No tiene por objetivo tanto el evitar la contaminación del paciente ya que este guante no tiene porqué ser estéril, si no el evitarnos a nosotros mismos el contacto con sangre u otros elementos orgánicos del paciente al que estamos tocando continuamente. Esta misma norma de protección debe ser cumplida por el personal auxiliar de la consulta. La camilla dispondrá de protectores de papel desechable que cambiaremos con cada paciente.

Al proceder a realizar la sesión, previamente debemos de limpiar la piel que vamos a tratar mediante la utilización de agentes tensioactivos, alcohol de 70º, o clorhexidina (evitaremos la utilización de productos yodados que pueden ser responsables de alergias cutáneas). Se debe limpiar de forma constante la piel sobre la que se actúa; para ello la mano “inactiva” manejará un apósito empapado en la solución antiséptica para retirar posibles efusiones sanguíneas y limpiar la piel. Esta maniobra es mejor que la realice el propio practicante en lugar de dejarla al personal auxiliar ya que así la coordinación de ambas manos es perfecta y no se producen pinchazos inoportunos y peligrosos que de otra forma serían previsibles.

En el caso en que durante la práctica de la sesión surgiese un hematoma, el personal auxiliar, con las manos enguantadas, debe proceder a realizar una presión decida y constante sobre él para evitar que la colección de sangre aumente. Si este hecho es fortuito y casual, seguiremos realizando la sesión de la forma acostumbrada, pero si la aparición de hematomas es significativa y frecuente nos plantearemos seriamente la posibilidad de estar “trabajando” a una profundidad inadecuada en la cual los riesgos de yatrogenia son mucho mayores.

Una vez finalizada la sesión de mesoterapia, el personal auxiliar procederá a la limpieza de toda la zona tratada con una solución antiséptica; una vez hecho esto, se protegerá la zona mediante la utilización de apósitos acrílicos tipo Nobecután®, Opsite®. Este tiempo es el adecuado para instruir al paciente acerca de que no es conveniente que hasta el día siguiente realice sesiones de sauna, acuda a un solarium o piscina, por ejemplo, ya que las posibilidades de que se produzca una infección de las microheridas son mayores en tales circunstancias que ablandan la película protectora de Nobecután® u Opsite®.

Después de que el paciente haya salido del gabinete médico, el personal auxiliar procederá a limpiar las posibles superficies contaminadas que no sean desechables. Debe mantenerse esta habitación lo más limpia y libre de polvo posible. Las superficies de suelo y paredes serán fácilmente lavables por lo que moquetas y suelos de madera, así como la utilización de alfombras no son aconsejables. Suelos de cerámica, o mejor, de materiales sintéticos sin juntas de unión, son los más adecuados; las paredes, del mismo material o pintadas con pinturas resistentes a los agentes de limpieza; las superficies de trabajo, lisas y fácilmente lavables. Es conveniente que exista un lavamanos en este cuarto. La decoración de esta habitación debe ser lo más minimalista posible.